El otro día estaba leyendo un libro de autoayuda sobre cómo gestionar nuestro tiempo de manera más efectiva, y de repente el autor incluyó esta cita de Séneca: No hay viento favorable para el que no sabe dónde va. Y no sé si es porque me pilló sensiblera pero me emocionó mucho, porque creo que parte de mis problemas, y los de mucha gente, es precisamente que no hemos encontrado nuestro rumbo. Y si no tenemos un camino que seguir, ¿cómo vamos a encontrarlo?
Supongo que a la mayoría no os he descubierto la pólvora; a mi tampoco, esto lo sé desde hace mucho tiempo, pero nunca he encontrado las palabras que reprodujeran con exactitud una sensación con la que llevo conviviendo más de diez años. Y ya sabemos que si no hay palabras que lo describan parece que no existe. Pero este "redescubrimiento" ha sido en realidad muy positivo para mi, ya que me estoy dando cuenta que durante los últimos meses de mi vida sí que el viento sopla a mi favor; lo único que ocurre es que no lo hace de la manera que yo me esperaba.
La frasecita de que la vida es un camino está ya la pobrecita muy gastada, y además he descubierto que no es cierta. Pero no es por su culpa, démosle tregua, que mucho ha aguantado ya. No tengo ni idea de qué es la vida, ni yo ni nadie. Estamos en fase de prueba, la vida la experimentamos según nos llega, hasta que no tienes la experiencia completa no podemos decir que sabemos de qué va la cosa; y cuando ese momento llega no estamos muy comunicativos, así que pistas tenemos pocas. Lo que sí que sé es que en la vida te vas a encontrar con muchos caminos, y de lo más variaditos, por cierto: autovías esfaltadas y preciosas, autopistas con peajes criminales, caminos de barro... Y otros llenos de hierba que parecen que ni se ven, pero que, aunque no lo parezca, allí siguen.
¿Dónde estoy yo ahora mismo? En una carretera secundaria. El ayuntamiento no la tiene demasiado en cuenta y está algo olvidada. Es la típica en la que ves cuatro casas y un paisaje vasto mientras lo atraviesas. Pero es funcional, te lleva al mismo camino que la autopista mejor cuidada, y además hay mucha menos gente, por lo que se desgasta menos y el tráfico no te agobia. ¿A que no suena nada mal? Sí, tengo que ir a menor velocidad y hay que tener cuidado con los ciclistas que la atraviesan, pero ahí está. Limpia, sólida, y directa a mi destino.
Y por eso ahora el viento me molesta menos. Sigue azotando, a veces me deja el pelo fatal, pero al menos va a mi favor.
Y por eso ahora el viento me molesta menos. Sigue azotando, a veces me deja el pelo fatal, pero al menos va a mi favor.